Siempre será tentador aparecer como el héroe que se queda sin vida para sacar adelante el trabajo, pero eso no es sostenible, si ya te quedas zombi, ya no puedes aportar nada.
En ese camino de curarme y cambiar mis hábitos y prioridades, empecé a observar, a poner atención, y vi que había muchas personas que estaban viviendo lo mismo, aunque algunos ni cuenta se daban.
Veía a amigos que estaban forzados, que dormían poco, comían mal y que sus sueños profesionales se habían convertido en una pesadilla que debían sostener a costa de su pasión.
Ese era mi caso, imagina que había trabajado más de 10 años para poder tener éxito en escribir y dar cursos, o sea, lo que me apasionaba, pero una vez que ya tenía ese éxito, me había acabado la fuerza para vivirlo con alegría, todo era estrés, exceso de trabajo y la pasión se había convertido en una obligación. Leí después que, según la OCDE, esto estaba aumentando en diferentes países y para acabarla resulta que México es el primer país del mundo en casos de “burnout laboral”, somos los campeones con un 75% de personas tronadas en las empresas, le hemos ganado el podio a China, que se ha quedado en segundo lugar con 73% y Estados Unidos tiene un 59%.
De acuerdo a mi experiencia personal como asesor en empresas este estado de burnout se da en medio de una situación que pasa en las organizaciones a la que yo le llamo ‘operacionitis’. O sea, una inflamación de trabajo no productivo, donde las personas trabajan horas y horas, pero se enfrentan a una Hidra, ¿ubicas a una Hidra?, es un monstruo de mil cabezas, al que le cortas una y le salen dos, ¿te suena conocido?
Te quiero compartir una autoevaluación que hice para que tú mismo detectes el nivel de ‘operacionitis’ que hay en tu equipo o en ti mismo. Es un ejercicio en el que las personas que lo hacen se pueden reír un poco de sí mismos y empezar a ver pistas de cómo salir de ese círculo vicioso de trabajar cada vez más, para lograr cada vez menos.
Pero en esta columna lo que quiero compartirte son los cinco tips más importantes que a mí me ayudaron a salir de esa situación triste, cansada y que un tiempo me tuvo como zombi, muerto en vida.
1. Prioridades
Los hábitos de descanso, movimiento y alimentación no son un discurso de que hay que respetar la calidad de vida, deben ser prioridades estratégicas para un profesional. Siempre será tentador aparecer como el héroe que se queda sin vida para sacar adelante el trabajo, pero eso no es sostenible, si ya te quedas zombi, ya no puedes aportar nada.
2. Vehículo
Entre esas prioridades es vital tener un vehículo de descarga del estrés, un juego, un deporte, amigos, una afición que realmente te permita canalizar, sacar la frustración, enojo o desesperación que de manera natural se va acumulando en el trabajo y que requiere una desintoxicación sistemática.
El chiste del asunto es que no te salga más caro el caldo que las albóndigas, o sea, que ese vehículo no te afecté más que las emociones que quieres descargar.
3. Conversación
Las juntas efectivas, con objetivos y acuerdos, son muy importantes, pero también los espacios donde puedes metabolizar las cosas, hablar de lo que sientes, de lo que te apasiona, de lo que te está restando energía. La conversación tiene un poder increíble para asimilar lo bueno y malo que nos sucede en el día a día. Asegúrate de tener colegas del trabajo y fuera de la chamba que te permitan expresarte y así ir asimilando lo que estás viviendo.
4. Narrativa
La conversación con los demás, es una de las claves para que los niveles de estrés no te sobrepasen, pero la conversación contigo mismo es vital. Cómo te planteas los retos que traes, cómo hablas contigo impacta tu cerebro, tu estado de ánimo y por ende tu físico.
5. Actividad física
Pero aguas, aguas, no te nos vayas a confundir, una buena trampa sería pensar que con cambiar la narrativa y la conversación aseguramos un alto nivel de energía para vivir y librarnos el burnout, pero aquí cuenta lo físico y lo mental, si incorporas a tu vida una buena alimentación, hidratación, ejercicio y dormir bien, tus pensamientos se impactarán y tus probabilidades de estar quemado bajarán notablemente. Solo por dar un ejemplo, no dormir bien regularmente afecta la asimilación de emociones, los niveles de estrés y la lucidez, entonces puedes tener la narrativa más inspiradora, pero si no duermes al 100, vas camino a desvielarte. Walker, M. (2020) Por qué dormimos.
Te puedes plantear tener éxito sin importar el precio a pagar, pero lejos de una meta ambiciosa, me parece muy mediocre. Otra trampa, desde mi punto de vista, es trabajar por el éxito y poner el bienestar como una cosa a tomar en cuenta, pero secundaria y no prioritaria, menos importante que el propio éxito. Una meta ambiciosa sería “quiero lograr éxito profesional, pero la vitalidad no es negociable, porque entre más vitalidad tenga, más podré aportar”.
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