De enero a la fecha, la mediana del crecimiento estimado por los analistas para 2023 se ha ajustado de 1 a 2.2% y no se descartan aumentos adicionales. La Secretaría de Hacienda estima que el PIB crecerá 3% este año

Al cerrar la mitad del año la información actualizada (en el campo estrictamente económico-financiero) refleja que México está teniendo un año bastante favorable.

La posible permanencia de las condiciones actuales durante el segundo semestre es alta, bajo este único criterio, no hay un espacio tan grande para el pesimismo.

Por qué no desmenuzamos los argumentos que apoyan esta idea:

1.- El crecimiento de la economía viene mejorando en los últimos meses. En el primer trimestre del 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa trimestral anualizada de 4.1%, lo cual representa una mejora contra las cifras vistas en los trimestres anteriores. En términos anuales la economía creció en dicho periodo a una tasa de 3.4 por ciento.

En el segundo trimestre las cosas parecen ir igual de bien. El Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) sorprendió al alza al crecer 0.8% mensual en abril. El impulso principal provino de las actividades terciarias (comercio y servicios), mismas que crecieron 1% en el mes.

De enero a la fecha, la mediana del crecimiento estimado por los analistas para 2023 se ha ajustado de 1 a 2.2% y no se descartan aumentos adicionales.

La Secretaría de Hacienda estima que el PIB crecerá 3% este año.

La economía no ha mostrado sensibilidad por el lado del crecimiento con respecto a las tasas de interés tan altas. La trayectoria del consumo se mantiene firme. Posiblemente el que la economía norteamericana no muestre señales de una recesión es una causa que apoya esta tendencia.

Otro es seguramente el tema de la relocalización de fábricas hacia México (también conocido como nearshoring) y otro más las señales de estabilización por el lado de la inflación.

2.- La inflación general ha retrocedido de 8.70 a 5.84% en términos anuales. Incluso la subyacente también ha cedido desde su máximo, si bien de manera más paulatina (de 8.51 a 7.39%). Falta un trecho amplio para acercarse al objetivo que plantea el banco central (3%), pero la ruta parece definida. Las expectativas para este año se sitúan entre el 4.50% para la inflación general y cerca del 5% para la parte subyacente.

3.- Como decía, la estructura de tasas de interés muy elevadas no parece afectar la trayectoria de consumo y en una parte alimenta el ingreso disponible de las personas.

4.- El dólar ha bajado su valor a 17 pesos. Como hemos repetido en varias ocasiones, hay una estructura de flujos muy sólida a favor de nuestra moneda. La inversión directa provocada por la relocalización de fábricas, que tiene un estimado de cerca de 40,000 millones de dólares para este año; más el flujo de remesas, que podría repuntar si la economía norteamericana evita una recesión en 2023 son muy sólidos.

A abril, el acumulado de remesas de inmigrantes se ubicaba en más de 18,000 millones de dólares y se estiman más de 50,000 millones de dóalres para todo 2023.

Estos son solo dos elementos que por si mismos financian los requerimientos de las cuentas externas. México no necesita dólares y el nivel del tipo de cambio no parece afectar hasta el momento el ritmo de crecimiento de las exportaciones. En mayo, las mismas alcanzaron una cifra de 52,000 millones de dólares.

La mejor noticia es que las condiciones que han provocado estas cifras favorecedoras no van a cambiar en el futuro previsible.

Las más recientes estimaciones señalan que la economía de Estados Unidos no registrará una contracción económica, al menos en lo que resta de este año. A pesar del alza de las tasas de interés, la fuerza del empleo y el consumo es bastante importante; la venta de casas ha repuntado por tercer mes consecutivo y la construcción de viviendas repuntó más de 20% el mes pasado.

Por su parte, el fenómeno de la relocalización no desaparecerá de la mesa; incluso la beligerancia entre Estados Unidos y China se agudiza en la percepción de los agentes, ello implica que la preferencia por México como hub manufacturero podrá continuar con su buen momento.

Las tasas en Estados Unidos y en México no van a descender hasta el 2024 y, si lo hacen a partir del cierre de este año, lo harán de manera lenta.

Bajo esta última condición no sería sorpresivo ver al dólar ubicarse en niveles todavía menores y permanecer en niveles bajos en el segundo semestre.

México va a cerrar el 2023 con cifras que a todos le deberán sonar favorables. Si desde un punto normativo hay muchas cosas que deberían ser distintas en el país y que podrían ayudar a tener todavía un mejor futuro, desde un punto de vista muy frío, el 2023 no parece ser un año malo.

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